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    Desentrañando los Aceites Vegetales: Implicaciones para la Salud y Alternativas Saludables

    Desentrañando los Aceites Vegetales: Implicaciones para la Salud y Alternativas Saludables

    Los aceites vegetales, ampliamente utilizados en muchos hogares y en la producción industrial de alimentos, han sido promovidos por sus aparentes beneficios para la salud, principalmente debido a su bajo contenido de grasas saturadas. Sin embargo, la investigación emergente pinta un cuadro más matizado. Este artículo profundiza en la producción de aceites vegetales, sus posibles riesgos inflamatorios y la ciencia que respalda estas preocupaciones.

     La Producción de Aceites Vegetales 

    Los aceites vegetales se derivan típicamente de semillas o frutas y requieren un procesamiento extensivo para su extracción. Los tipos comunes incluyen el aceite de canola, de maíz, de soja, de girasol y de palma. El proceso implica varias etapas que incluyen la limpieza, molienda y prensado de semillas o frutas, seguido de la refinación, blanqueo y desodorización del aceite extraído (1). 

    Una de las principales preocupaciones sobre la producción de aceites vegetales es el uso de químicos como el hexano, un solvente a base de petróleo, durante la extracción. A esto le sigue un proceso de refinación, que a menudo implica altas temperaturas y tratamiento químico, para eliminar impurezas y mejorar la apariencia y la vida útil del aceite (2).

    Inflamación y Aceites Vegetales: La Conexión

    Aunque los aceites vegetales suelen promoverse como beneficiosos para el corazón debido a su bajo contenido de grasas saturadas y alto contenido de grasas poliinsaturadas, son ricos en ácidos grasos omega-6. Si bien los ácidos grasos omega-6 son esenciales para nuestro cuerpo, un equilibrio de ácidos grasos omega-6 y omega-3 es crucial para una salud óptima. La dieta occidental típica, sin embargo, está fuertemente sesgada hacia los ácidos grasos omega-6, lo que contribuye a un desequilibrio (3). 

    El consumo excesivo de ácidos grasos omega-6 puede llevar a un estado pro-inflamatorio en el cuerpo, que se asocia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades del corazón, cáncer y enfermedades autoinmunes. Los ácidos grasos omega-6 pueden producir compuestos conocidos como eicosanoides, algunos de los cuales son pro-inflamatorios. Una dieta alta en omega-6 y baja en omega-3 puede, por lo tanto, llevar a una sobreproducción de estos eicosanoides pro-inflamatorios (4).

    Varios estudios han mostrado una asociación entre una alta ingesta de aceites ricos en omega-6 e inflamación aumentada, con efectos como aumento de los marcadores inflamatorios en la sangre, incluyendo la proteína C reactiva (5).

    A la Luz de la Ciencia

    1. Johnson, D. R., & Decker, E. A. (2015). El papel del oxígeno en las reacciones de oxidación de lípidos: una revisión. Annual Review of Food Science and Technology, 6,

     171-190. Esta revisión discute el proceso de oxidación de lípidos, una preocupación en los aceites vegetales refinados, que puede contribuir a la inflamación y otros riesgos para la salud.

     

    1. Saini, R. K., & Keum, Y. S. (2018). ¿Ácidos grasos Omega-6: un beneficio o una maldición para la salud humana? Lipids in Health and Disease, 17, 238. Este estudio aclara el papel de los ácidos grasos omega-6 y los riesgos asociados para la salud cuando se consumen en exceso.

     

    1. Simopoulos, A. P. (2002). La importancia de la proporción de ácidos grasos esenciales omega-6/omega-3. Biomedicine & Pharmacotherapy, 56(8), 365-379. Esta investigación enfatiza la importancia de mantener un equilibrio entre los ácidos grasos omega-6 y omega-3 en la dieta.

     

    Para concluir, aunque los aceites vegetales han sido tradicionalmente reconocidos como una alternativa más saludable a las grasas animales, la investigación emergente nos insta a reevaluar esta noción. Es esencial mantener un consumo equilibrado de ácidos grasos omega-6 y omega-3 y estar conscientes de los posibles riesgos inflamatorios asociados con la ingesta excesiva de aceites vegetales. 

    Alternativas más Saludables para Cocinar

     Si bien es fundamental tener cuidado con los aceites vegetales, hay una serie de alternativas más saludables para cocinar:

     

    1. Aceite de oliva: Rico en ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes, el aceite de oliva es una elección saludable para la mayoría de los métodos de cocción, especialmente el aceite de oliva extra virgen.
    1. Aceite de palta: Con un alto punto de humo y rico en ácidos grasos monoinsaturados, el aceite de aguacate es otra excelente elección para cocinar.
    1. Mantequilla : Aunque alta en grasas saturadas, la mantequilla de vacas alimentadas con pasto es una fuente rica en vitaminas liposolubles.
    1. Aceite de coco: A pesar de su alto contenido de grasas saturadas, el aceite de coco ha demostrado tener varios beneficios para la salud y es una buena opción para cocinar a altas temperaturas.
    1. Grasa de cerdo o pato: Estas grasas son estables a altas temperaturas y son adecuadas para métodos de cocción que requieren calor alto.

    Es importante recordar que la variedad es clave en una dieta saludable. La elección del aceite o grasa para cocinar debe basarse en la estabilidad del aceite al calor, su perfil de ácidos grasos, así como el sabor que aporta a los alimentos.

    ¿Cómo contribuir al correcto funcionamiento del cerebro?

    ¿Cómo contribuir al correcto funcionamiento del cerebro?

     

    La buena alimentación es un aspecto de la vida que muchas veces es olvidado, de hecho, una mala nutrición puede ser un factor directamente proporcional para desarrollar enfermedades de salud mental como la depresión. Por ello, se recomienda el consumo de alimentos con altos niveles de Omega-3 para su prevención.

     

    Junio 2022 -. No es desconocido que comer de forma saludable puede traer diversos beneficios para el estado físico y la salud en general. Pero ¿se tiene conocimiento de cuál es la relación entre una nutrición balanceada y la salud mental? En este caso, la respuesta no resulta tan obvia. De hecho, en abril de 2005 el hospital McLean, afiliado a la Universidad de Harvard, realizó un estudio sobre este fenómeno, siendo el resultado bastante sorprendente, ya que se demostró que para tratar enfermedades como la depresión ciertos alimentos son más efectivos que las pastillas.

     

    Para Bárbara Álamo, organizadora de Keto Stgo, el evento más importante de Chile dedicado a la alimentación cetogénica y salud metabólica, “el estilo de vida de una persona va a repercutir absolutamente en su salud mental, y en este caso las grasas son esenciales para el ser humano, tanto para el cerebro como para el sistema inmune”.

     

    Por otro lado, “la psiquiatría metabólica con especial énfasis en intervenciones como el ayuno intermitente, la prescripción de alimentación cetogénica y la reducción terapéutica de carbohidratos, está demostrando ser una respuesta actualizada, con evidencia científica sólida, y ensayos clínicos emergentes que validan y respaldan su utilización como una herramienta crucial del sistema de salud para atender la crisis sanitaria en expansión”, advierte el Dr. Ignacio Cuaranta, médico psiquiatra.

     

    Es por esta razón, que los expertos y las investigaciones advierten que los ácidos grasos como el Omega-3 son capaces de reducir los síntomas de la depresión en igual o incluso mayor medida que tres diferentes medicamentos que se utilizaron para el estudio.

     

    “Tener buenos hábitos es esencial, ya que las emociones y el funcionamiento cerebral están 100% vinculados. Una persona que no se expone a la luz solar, no hace ejercicio y tiene malos hábitos alimenticios, probablemente es más propenso a depresiones, cambios de humor y declive cognitivo hacia la vejez”, explica Álamo. Por lo tanto, al contrario de lo que se cree, incorporar buenas fuentes de grasa es clave, como, por ejemplo, el Omega-3 que se encuentra en alimentos como el salmón, las nueces, la palta, el aceite de oliva, entre otros.

     

    Asimismo, gracias a los resultados de un estudio llamado: “Changing Diets, Changing Minds”, se pudo comprobar que existe un amplio rango de nutrientes que resultan indispensables para la salud mental, ya que al combinarlos entre sí permiten al cerebro desarrollarse y funcionar adecuadamente. En este caso, una dieta rica en proteínas, vegetales y grasas saludables como nueces y semillas, ayuda a mantener nuestro organismo saludable y nos protege de ciertas enfermedades. Por el contrario, el hecho de mantener una dieta con elementos que no contienen nutrientes esenciales puede afectar el funcionamiento de nuestro cerebro. “Tenemos que pensar que nuestro cerebro es una masa compuesta por grasa (colesterol) por lo que es errado pensar que menos grasa es mejor, en cambio consumir salmón, nueces, palta, aceite de oliva, sin duda va a ser bueno. Eso sí, la cantidad es muy relativo a cada persona”, señala la experta.

     

    En esta ocasión una de las dietas más recomendadas por los expertos es la dieta Keto o cetogénica, ya que el cuerpo utiliza la grasa como energía, eliminando el consumo de azúcar, siendo este unos de los mayores problemas para la salud mental por la gran adicción que genera. Por otro lado, las cetonas son excelentes señalizadores para todo el funcionamiento neuronal, logrando que las personas estén más lúcidas y concentradas.

     

    El azúcar es considerado uno de los alimentos que más afecta al funcionamiento del cerebro, de hecho, según datos de la OCDE, un 74% de la población adulta y un 52% de los niños tienen sobrepeso u obesidad, además, según la Encuesta Nacional de Salud 2019, una de cada cinco personas ha tenido una enfermedad mental durante el último año.

     

    Si bien es cierto, la alimentación es un factor bastante relevante para prevenir cualquier tipo de enfermedad de salud mental, existen distintos factores que en conjunto con una buena dieta pueden prevenir estas patologías, siendo clave un buen dormir, la hidratación, realizar actividad física, exponerse correctamente a la luz solar, meditar, tener buenas relaciones interpersonales y un continuo contacto con la naturaleza, entre otros.

     

    El cerebro humano tiene requerimientos nutricionales bastante especializados, lo que implica que un buen estado nutricional es de suma importancia para la salud mental, ya que “si la calidad de los alimentos es mala podrá contribuir al desarrollo de alguna patología, como, por ejemplo, la depresión”, concluye Bárbara Álamo.